Levantó la mano una vez que el árbitro Cristian Ferreira pitó el final del encuentro, su hijo (Nicolás) y su esposa (Carla Torrejón) lo esperaban a un costado del campo de juego, con la casaca verde de la Selección. Con Nicolás -su hijo- en manos, Flores levantó las manos mientras “La vieja escuela”, apostada en la curva norte, lo vitoreaba y mostraba un gigante cartel de agradecimiento.
“Son muchos años que le he dedicado a la Verde, hay que dar paso a otra gente, me voy con un lindo recuerdo, ahora solo queda pensar en la familia”, dijo el volante celeste, quien dejó caer algunas lágrimas en el campo de juego.
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