Le tocó entrenar muy duro para llegar hasta el lugar en el que ahora se encuentra. Para cualquier futbolista, jugar en la primera división siempre es complicado, y más aún en Bolivia.
Sin embargo, el cochabambino Christian Vargas tuvo la constancia, la fuerza, la humildad y la perseverancia necesarias para conseguir, primero, ser jugador profesional y, luego, ser convocado a la Selección Nacional, ese deseo intrínseco que aguarda pasar al plano de la realidad.
Desde los 12 años ya tomaba al fútbol como algo que quería en su vida. Agarraba su bicicleta y, sin un boliviano en el bolsillo, iba al estadio Félix Capriles para ver y apoyar al equipo de sus amores, Wilstermann.
Proveniente de una familia muy humilde, como él califica, se dedicó completamente a forjarse como futbolista para darle a sus seres queridos un futuro mejor, con comodidades materiales.
El mayor de cuatro hermanos lo consiguió en el 2002. Ese año debutó en la Liga Profesional del Fútbol Boliviano (LPFB) con la camiseta que en la actualidad viste, la de Wilstermann, y nada menos que con Bolívar (2-2). Esa época fue, y sigue siendo, para Vargas “el comienzo soñado” de una importante vida futbolística. Jamás pensó llegar hasta donde se encuentra.
Tuvo la oportunidad de jugar en los clubes más distinguidos del país, tales como Wilstermann, San José, The Strongest, Blooming y Bolívar. Su positivo desempeño, en todos esos elencos, le posibilitó conseguir algo que pocos futbolistas nacionales tienen la oportunidad de lograr: ser convocado a la Verde.
Y el sueño se hizo realidad. El valluno vistió la camiseta nacional por primera vez en 2008, ante Perú. Tuvo alrededor de 15 apariciones más. Años después, espera retornar a la Tricolor, pero es consciente de que para volver tiene que estar al 100 por ciento , algo “un poco complicado” por la edad que tiene (tiene 33), según lo ve.
Sus mejores años deportivos los vivió y los sintió en el Aviador, equipo con el que consiguió el título del campeonato Apertura de 2010 y, recientemente, el trofeo del Clausura 2015-2016 de la Liga boliviana.
Su sentimiento hacia los colores rojo y azul lo llevan a dejar todo en la cancha, en cada uno de los encuentros que le toca jugar.
El valluno cuenta algunos pasajes importantes que archiva en su vida y lo que tiene pensado, tras concluir su paso por el fútbol nacional.
P: ¿Cómo te iniciaste en el fútbol?
R: Siempre me gustó este deporte. Gracias a mis padres (Armando y Carmen) me dediqué enteramente al fútbol. Tuve la oportunidad de estar en las inferiores de Wilster y mi buen rendimiento hizo que el profesor Dalcio Giovagnoli se fijara en mí y me hiciera debutar. Este fue uno de los hechos más importantes que me pasó.
P: ¿Qué otros hechos marcaron tu vida?
R: Todo en mi vida fue fútbol, y algo que me marcó y que lo viví fue descender con Wilstermann. Eso fue algo que difícilmente podremos olvidar los cochabambinos. Esperemos que no se repita. Wilster no merece ese tipo de cosas.
P: ¿Ves lejano volver a la Selección?
R: Todo jugador quiere estar en su selección, aunque sea para despedirse del fútbol. Tengo 33 años y a veces eso es un factor que influye mucho, pero trabajo para regresar.
P: ¿Pensaste en la idea de retirarte del fútbol?
R: Uno siempre trata de aprovechar el fútbol y, bueno, de pronto ya uno se da cuenta que no puede. Yo, la verdad, quisiera aprovechar unos tres o cuatro años más, si es que el cuerpo también lo permite porque estamos siempre expuestos a lesiones que nos cortan la carrera.
P: ¿Qué harás después del fútbol?
R: Lamentablemente no pude acabar mis estudios profesionales. No es excusa, pero me dediqué al fútbol y dejé lo demás. Estoy pensando hacer algo relacionado con este deporte. Me gusta la idea de ser preparador físico o fisioterapeuta para colaborar con la gente que lo necesita.
P: La familia, el pilar fundamental en tu vida...
R: Siempre. Mis papás y mis hermanas (Carola, Fabiola y Andrea) estuvieron en todo momento. Tras los partidos, ellos son siempre los que te soportan. Es un apoyo incondicional que existe. Tuve la dicha de regalarle a mis padres una casa. Eso también me cambió la vida.
P: ¿Contemplas formar una familia?
R: Por supuesto. Soy casado y mi esposa es quien, de igual manera, me apoya. Ella (Ruth) me soporta cuando no estoy bien y es la que me acompaña en todo. Le doy gracias por ello.
P: ¿Aprovechaste lo que el fútbol te dio?
R: Cuando uno está en esta situación, muchas veces no ve lo que tiene. Por lo que me costó, gracias a Dios pude saber aprovechar al máximo lo que me deja este deporte. Quizás es un poco cliché, pero esto se convirtió en mi vida. Siempre tuve al fútbol como salida a todos los problemas y dificultades. Es cierto cuando dicen que un balón te hace “perder” en el presente.
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